Dentro de las tantas particularidades de la contienda electoral, el nombre de Miyerlandi Torres destacó en casi todas las encuestas sobre la intención de voto, dejándola, por lo general, en el tercer puesto después de Alejandro Eder y Roberto Ortiz. Luego de su inesperada renuncia como secretaria de salud de la administración de Ospina, su lanzamiento como candidata a la alcaldía sucesora de la que justo fue parte anteriormente como funcionara pública, resultó sorpresiva.
Por Mateo Aristizábal
Noviembre 27 de 2023
Aplicando el viejo dicho, las elecciones para elegir el nuevo alcalde de la ciudad de Cali pasaron sin pena ni gloria. Aunque con cierta disimilitud, porque pena sí hubo. La tendencia de los candidatos en la recta final de la contienda se tornó hacia el desprestigio de su competencia, en la que la propaganda negra y el develamiento de los viejos escándalos de sus contrincantes eclipsó las propuestas contempladas en sus planes de gobierno. La estrategia del desenfreno de la polémica mediática dejó claro dos cosas: la primera, que la decisión de por quién votar de los ciudadanos estaba basada, desde la perspectiva de cada una de las campañas, por la elección del menos peor, el de menos escándalos, el que menos vaya a robar; y la segunda, que la rapiña y la depredación es la única manera que los candidatos conocen para hacerse con el puesto de alcalde de la tercera ciudad más importante del país.
Abrirse camino entre los escombros que la saliente administración dejó no parece, en realidad, una tarea compleja. El próximo exalcalde, Jorge Iván Ospina, goza de la mayor impopularidad entre los alcaldes del país, llegando al 72,1% de desaprobación, de acuerdo con la encuesta de la firma GAD3 del 10 de septiembre de 2023. Es decir, las expectativas del desempeño para el siguiente mandatario son altas, pero al mismo tiempo el estándar sobre el cual trabajar parece bajo. Casi como si cualquier proyecto medio bien hecho tuviera la fuerza suficiente para opacar la administración entera de Ospina.
Con este panorama fue como se abrieron camino los más de 30 candidatos interesados en ser elegidos por voto popular en la primera etapa de inscripciones; sin embargo, semanas previas al 29 de octubre, el tarjetón lo terminaron ocupando el rostro de 10 candidatos, cuya reducción se acentuó con la adhesión de Diana Rojas ‘La Caleñísima’ y Wilson Ruíz a la campaña de Alejandro Eder con el movimiento Revivamos Cali.
Dentro de las tantas particularidades de la contienda electoral, el nombre de Miyerlandi Torres destacó en casi todas las encuestas sobre la intención de voto, dejándola, por lo general, en el tercer puesto después de Alejandro Eder y Roberto Ortiz. Luego de su inesperada renuncia como secretaria de salud de la administración de Ospina, su lanzamiento como candidata a la alcaldía sucesora de la que justo fue parte anteriormente como funcionara pública, resultó sorpresiva.

Miyerlandi no era, precisamente, un personaje que gozara de la misma trayectoria y el mismo poder mediático con el cual movilizar masas que hizo de los dos favoritos destacar durante toda la temporada. Torres no solo resaltó por ser parte de la cuota femenina, sino también por ser una de las candidatas con mayor preparación académica. Cuenta con dos estudios de maestría y un doctorado en el extranjero, concentrando así un amplio conocimiento en el sector de la salud pública. Reforzada, además, con una extensa experiencia en este campo, pues fue directora del ESE Sur Oriente y Centro en las últimas dos décadas. Las más de 200 mil firmas recolectadas para su inscripción como candidata por el movimiento independiente Un Renacer para Cali dan prueba de ello.
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Fue así como se dio inició a su campaña electoral para ser la primera alcaldesa mujer en la historia de la ciudad, consigna de la que se empoderó desde el principio. Para hacerse con la alcaldía, la estrategia de comunicación destinó una especial atención a las redes sociales, las cuales se presentan como esenciales para cualquier individuo político en la actualidad. Es en estas plataformas donde la expresión de la escenificación alrededor de los personajes políticos se construye con distintas estrategias. El argumento publicitario fue claro y directo: Miyerlandi salvará a Cali de todos los problemas que la aquejan. Algo que es imposible de realizar en la vida real, en campaña se convierte en una táctica casi infalible si es bien ejecutada.
El story-telling construido alrededor de la candidata explota varios aspectos de su vida. El primero de ellos se remite a su origen como una joven de la ciudad de Buga cuya madre, de manera humilde, se esforzó por “sacarla adelante” con un emprendimiento informal. El otro aborda la disciplina y la dedicación de alguien deseosa por superarse a sí misma, forma en la que logró su destacada hoja de vida. Ambos sirvieron como precedentes para dibujar un arquetipo de superheroína que vio su esplendor durante la pandemia del coronavirus en el 2020, cuando Miyerlandi Torres se desempeñó como secretaria de salud.

Fue en ese período en el que su nombre logró un mayor alcance e impacto en los medios de comunicación, donde el cuerpo político de la futura candidata empezó a formarse. Su renuncia como funcionaria del gabinete de Jorge Iván Ospina levantó una cortina de preguntas, no tanto por sus motivos para hacerlo, pues ya varios medios de comunicación insinuaban una posible carrera por la alcaldía de la ciudad, sino por el momento en el que Torres se pensó a sí misma como gobernante de Cali. ¿Aprovechó, acaso, el impulso al que la visibilización a su gestión de crisis le permitió tener acceso? De ser así, ¿es prudente inferir que la campaña electoral de Miyerlandi empezó mucho antes de su inscripción oficial como candidata? De cualquier manera, su narrativa como una mujer berraca y echada pa’lante revela una fuerte convicción con la cual persuadir a los ciudadanos para votar por ella.
Por otro lado, la relevancia de su presencia en los medios de comunicación fue prioridad para su equipo de trabajo. Esto se puede ver a través de los pronunciamientos que la candidata realizó frente a los hechos noticiosos en la ciudad, así como a nivel nacional. Dicho de otra manera, la campaña de Miyerlandi rastreaba alguna oportunidad con la cual los medios de comunicación de la ciudad la incluyeran en su agenda de contenidos. Podemos encontrar varios ejemplos, entre los más relevantes se encuentra el pronunciamiento sobre la adhesión de Diana Rojas ‘La Caleñísima’ a la campaña de Alejandro Eder. Cuando la rueda de prensa conjunta de los dos candidatos fue anunciada, Torres escribió en sus redes sociales, a modo de predicción, que estos dos unirían fuerzas en favor del candidato del movimiento Revivamos Cali. Finalizó el tweet con una fuerte crítica hacia este, diciendo que “no le importan las formas, solo quiere alimentar su ambición personal”. En otra publicación, después de la unión oficial de los dos candidatos, Miyerlandi expresa que “nadie me negocia y voy hasta el final”. Ambos pronunciamientos fueron cubiertos en el portal web de el periódico El País de Cali, además de ser replicado por cientos de usuarios de aquella red social.
Otra de sus intervenciones consistió en el jalón de orejas, como el Diario Occidente lo registró, de esta candidata a Alejandro Eder y Roberto Ortiz ‘El Chontico’. A través de un video y algunos tweets, Torres los invitó a dejar “esa pelea, a atacarse quién tiene más gente o no de Ospina, a generar cada vez más conflicto y violencia en una ciudad, en una Cali donde de verdad queremos resolver nuestros problemas de diferencia y de inseguridad”.
El portal Leanotas.com, el Diario Occidente, El País y Tu Barco fueron algunos de los medios que documentaron dichas declaraciones. Miyerlandi no solo se limitó a las interacciones dentro de la contienda electoral, sino también a realizar declaraciones sobre hechos de impacto en la ciudad. Nuevamente en X, lamentó el accidente aéreo de una avioneta en el barrio Jorge Isaacs que dejó como resultado dos personas fallecidas. Su reacción ante diferentes situaciones se previó de tal manera que lograra el ‘enganchamiento’ de su nombre a los hechos noticiosos de la semana en la ciudad.
Fue en X, precisamente, una de las plataformas en las que la dinámica de debate y discusión se mostró más versátil. Esta permitió mostrar varias facetas de Miyerlandi Torres, pues no solo era experta en salud, sino también crítica, generadora de opinión, sensible por el trabajo social en el territorio caleño y facilitadora de soluciones ante cada una de las dificultades que los hechos virales de redes mostraban, como la intolerancia y la inseguridad. En esta red social, sin embargo, no se reflejó por igual el mismo apoyo de sus seguidores como en Instagram o Facebook. Mientras en estas dos últimas los comentarios se mostraban a su favor, en X, debajo de cada una de sus publicaciones, se estableció una horda de inconformismo y críticas hacia la candidata por diferentes motivos.
Parece que los usuarios de esta red social no le pueden perdonar a Torres su lazo de familiaridad con Dilian Francisca Toro, exgobernadora del Valle y actual gobernadora electa por el mismo departamento. En todas sus publicaciones, con algunas pocas excepciones, los usuarios le recriminan esta conexión de sexto grado, pues no son primas hermanas. Bajo sus publicaciones, insultos e imágenes suelen establecerse para exponer dicha relación y sus posibles consecuencias en caso de resultar elegida como alcaldesa de la ciudad.

Es en esta red social donde se puede evidenciar la cara cruda de la política en la ciudad. Los insultos hacia la candidata no se hacen esperar. Las críticas venían también por otra vía, la de su conexión con el saliente alcalde Jorge Iván Ospina. Varios usuarios la vinculaban directamente con dicho personaje por haber sido parte de su gabinete como secretaria de salud. La impopularidad de la que es famoso Ospina tuvo su efecto en Miyerlandi Torres, quien fue acusada en las respuestas a sus publicaciones de representar el continuismo de su administración. Los intentos por demostrar la independencia de su candidatura surgieron tras las preguntas de los periodistas sobre estas relaciones. En cuanto al lazo de sangre con Toro, Miyerlandi insistió en su distancia política al recalcar que no contó con el respaldo de ningún partido político. Sobre Ospina, expresó opiniones con las que intentó alejarse de su quehacer como alcalde.

Imagen obtenida de las redes sociales de Miyerlandi Torres: https://twitter.com/MiyerlandiT/status/1713233966247932379
Era claro que Miyerlandi Torres no ganaría las elecciones del 29 de octubre. Como competencia tenía a Roberto Ortiz ‘El Chontico’ y Alejandro Eder, dos personas con experiencia en pasadas contiendas para la alcaldía de la ciudad, cuyo recorrido les permitió recoger gran cantidad de reconocimiento mediático, apoyo de maquinarias políticas y de sectores influyentes. Aún así, para alguien relativamente reconocida, ocupar en la mayoría de encuestas el tercer lugar era significativo: demostraba una confianza de la ciudadanía en la hoja de vida de Torres en el sector de la salud y la gestión de la pandemia en la ciudad. Para el final de la jornada de votación, Miyerlandi se llevó a su lado 34 mil votos, quedando así en el cuarto lugar después de Danis Rentería, quien le tomó ventaja por un poco más de 50 mil votos. El resultado no era, precisamente, el esperado. Se podría intuir que tomó también por sorpresa al equipo de la campaña. ¿En dónde quedaron las 200 mil firmas recolectadas para la inscripción como candidata independiente? El hecho de que Rentería, quien era el candidato del Pacto Histórico, la superara con una cifra tan elevada demuestra la desventaja con la que empezó su candidatura. Quizá su prematura renuncia como secretaria de salud para lanzarse directo ─y sin flotador─ a un mar lleno de tiburones fue lo que terminó jugando en su contra. Observándolo desde otra perspectiva, la estrategia de comunicación no parece ser lo suficientemente concluyente como para tener algún impacto de valor en los resultados finales. Mucho menos si contra quien se está compitiendo son grandes máquinas de poder e influencia.
Hubo dos días de silencio. Después de un agradecimiento corto y sustancioso en redes sociales al conocer los resultados, Miyerlandi Torres mantuvo la distancia a la exposición pública durante dos días. Al tercero, y con una nueva imagen en sus perfiles de Facebook, Instagram y X, reanudó la actualización de contenido en estas plataformas. Terminada la carrera electoral, la excandidata se pronuncia y comparte su opinión sobre hechos de interés para el país como lo fue el secuestro por parte del ELN del padre del futbolista Luis Díaz. También les permite a sus seguidores conocer un poco más de la rutina personal en el hogar al compartir tiempo con su hija de 17 años armando el árbol de navidad; así como su mascota Lulu, una pug pequeña con la que comparte en su casa. En uno de sus videos más recientes se puede ver a Miyerlandi revelando datos curiosos sobre su campaña electoral. Esto con el propósito de crear un lazo más cercano con quienes la ven en sus redes.
Sería injusto concluir que la campaña de Torres fue un fracaso al no resultar como ganadora de las elecciones regionales 2023. Lo más probable es que la misma Miyerlandi intuyera de antemano dichos resultados. Con esto en mente, lo que sí es posible inferir es la segunda meta, el objetivo real de su candidatura. Gracias a la atención mediática que obtuvo este año, la excandidata entrará en una etapa de campaña permanente que dio su primer paso importante: que la población general conociera su existencia y trayectoria. El posicionamiento de su nombre le permitirá, en futuras ocasiones, aumentar la probabilidad de éxito para ocupar puestos de elección popular. Ella es consciente de esto, pues continuar activa en sus redes sociales le permite explorar otras facetas para dinamizar su carrera como funcionaria pública y personaje político. La nueva cara de Miyerlandi Torres hace parte de una estrategia que se proyecta en el futuro cercano, con una meta clara de la que todavía no tenemos conocimiento.
